lunes, 31 de mayo de 2010
“Transmilenio nos deja sin agua”
La modernidad llega sin servicios públicos a Bogotá.
Por: William Felipe Osorio Parra.
“Otra vez quitaron el agua, esta situación ya me tiene aburrido”, afirma Fernando Venegas, habitante del barrio Ciudad Berna, en el sur de la ciudad; debido a que por las obras de Transmilenio sobre la Carrera decima, las casas de este sector duran varios días con cortes de servicios públicos por las fallas técnicas que se presentan en la obra.
Desde que se inicio la construcción de la tercera fase del sistema de transporte masivo, son muchos los problemas que han surgido respecto a esta situación. La renovación del cableado eléctrico, levantamiento del pavimento, para adecuar nuevas calles, grietas en las casas que rodean la carrera decima, entre otros, son simplemente un listado de quejas que los vecinos del barrio han planteado a la Alcaldía Local de Rafael Uribe Uribe, para que intervengan por ellos, pero ninguna ha sido la ayuda pertinente.
Debido a que las maquinas empeladas en la obra han ocupado el parque principal, la inseguridad también se adueña de las noches. Varias ya han sido las victimas por la falta de fuerza pública en el barrio. José Arrubla, Comandante del CAI que se dispone para la seguridad del sector, afirma que los policías que se han destinado para cuidar el barrio han sido desalojados, puesto que el CAI se encuentra encerrado por malla y lo más probable es que sea demolido. Por tal razón la policía distrital no ha considerado por el momento aumentar el pie de fuerza en el lugar.
Otros afectados, pero esta vez en lo económico, son los dueños de los locales que se encuentran ubicados sobre la carrera decima. Muchos de ellos poseen lavaderos de carros y restaurantes, y por obvias razones, sus ventas han disminuido sustancialmente. Isidro Moreno, cuenta que su local de lavado de carros, le daba los fines de semana ganancias superiores a los 300 mil pesos, pero desde que comenzaron a realizar las obras de Transmilenio, ha tenido que prescindir de algunos empelados debido a que no tiene suficiente dinero para pagarles. De igual manera los cortes parcializados de agua han hecho que Isidro no habrá su local por jornadas de dos y tres días. También los dueños de restaurantes, vendieron y cambiaron sus locales de lugar, para no perder la clientela a la cual estaban acostumbrados.
El Instituto de Desarrollo Urbano, IDU, ha recibido algunas de las quejas de los habitantes del barrio Ciudad Berna, y otras cuantas de las autoridades de la Alcaldía Local de Rafael Uribe Uribe, pero son pocas las acciones que se pueden tomar al respecto.
Para Clara Elvira Martínez, funcionaria del IDU, las obras de la tercera fase de Transmilenio no solo afectan a las personas de estos barrios, sino también a los ciudadanos que se encuentran a los alrededores de la Avenida El Dorado, y en ocasiones es inevitable que los percances con los cortes de servicios sucedan, puesto que las tuberías que pasan por debajo de estas avenidas tienen demasiados años y la maquinaria que se utiliza para la construcción es muy pesada, pero la interventora trata de solucionar los problemas lo antes posible.
La espera continúa, y muchos ya han decidido tomar medidas radicales, como por ejemplo, vender sus casas o arrendarlas a precios muy económicos para poder salir del sector. Lo único que pretende lograr este grupo de personas es que sus vidas no se vean más afectadas y que la llegada de un sistema moderno de transporté público, no los devuelva al siglo XVIII, y tengan que pasar varios días sin agua y sin luz.
Es cuestión de que las autoridades encargadas de estas labores, incluida la Alcaldía Mayor de Bogotá, presionen de manera continua a las empresas encargadas de la obra y así mismo permita adecuar la ciudad para un mejor mañana, sin la necesidad de que muchos tengan que dejar sus casas porque los aburre el no tener servicios públicos.
Café Arte: El Chibcha
En donde “comer libro”, no es sinónimo de locura, sino de cultura.
Por: William Felipe Osorio Parra
Éste lugar hace parte de una de tantas historias de los barrios más emblemáticos de Bogotá: La Candelaria. Esta era una visita como cualquiera, a un lugar de tantos en la ciudad, llegué allí “por culpa” de alguien que tal vez no era de mi agrado, pero hoy, después de tanto tiempo, le agradezco el haberme llevado a este hermoso lugar.
Unas débiles y delgadas piernas y una mirada de antaño y experiencia abrieron las puertas viejas y llenas de ruidos y óxido de un lugar que aparentemente está a punto de caer: “bienvenidos muchachos, sigan… sigan, están en su casa”, nos dijo Homero al vernos en su puerta que al abrirla, dio paso a un sitio lleno de cultura, pintura, escultura y arte.
Después de preguntar que queríamos tomar (agua aromática, agua de panela o tinto), se dirigió a su pequeña “cocina”, que no era más que una estufa a gasolina, un tanque, pocillos de plástico, vasos en un pequeño estante y muñecos esculpidos con tapas de gaseosa, discos de boleros, Blues y Jazz, mientras que la persona que venía conmigo nos explicaba y a manera de cuento, nos narraba la historia de éste hombre de aproximadamente 58 años.
Rodeado de cuatro paredes llenas de pinturas y esculturas decía: “Homero es un hombre solitario, su esposa murió y de sus hijos no sabe nada, él vive de éste lugar, de las personas que lo visitan y que llegan por un instante de tranquilidad, de cultura y hasta de un consejo de su parte, esto sin contar con aquellos, como ustedes, vienen a escuchar su historia de vida. Lo peor de todo esto es que la Alcaldía lo quiere sacar de aquí; dentro de este sector se construirá lo que se llamará el plan centro, que consiste principalmente en edificios que harán más “bonita” la ciudad; pero lo más grave no es eso, lo verdaderamente preocupante es que él no tiene a donde ir, no tiene familia que lo cuide y su salud no está en las mejores condiciones como para irse de su vivienda a pasar necesidades”.
Muchas personas conocen a Homero y su historia, por eso cuando me la contaron a él no le molestó que alguien más lo supiera, sin pena ni vergüenza me dijo que las personas muy amablemente habían realizado hace poco una marcha dirigida por muchos estudiantes y amigos suyos, pidiéndole a la alcaldesa del sector que no derrumbara su casa, que no lo dejara sin un techo donde vivir, pero sobretodo, que no dejara a La Candelaria sin un sitio para la cultura y que hasta el momento había funcionado; “cuatro meses después aún me encuentro aquí”, afirmó Homero. Cuando de pronto en medio de varios, sintiendo ese calor que solo un hogar como el de Homero podía dar, llega uno de sus mejores amigos, es escritor y cantante, se acerca le da un beso en la cabeza en signo de respeto, saludando a su “homerito” como él lo llamó en ese momento, pero además se adhirió a la historia que llevábamos hasta el momento, afirmando que a él no lo iban a sacar de esa casa, que el café arte: “El chibcha”, era un lugar de historia, de arte, no sólo por Homero, sino porque es un lugar donde vienen las personas a leer, a meditar o a tomarse un tinto al lado del hombre con más experiencia y sabiduría del barrio.
Homero nunca pide a quienes lo visitan que le paguen el tinto o la aromática que se toman, él los atiende amablemente en busca de historias, canciones, pinturas, en búsqueda de alguien que le pueda tender la mano… y obviamente la “propina es voluntaria”. Hablando de canciones, en ese preciso momento de nostalgia y tal vez de rebeldía porque hasta me habían dado ganas de agarrar a piedra la alcaldía, su mejor amigo, Rafael, cogió una guitarra y comenzó a cantar una de las canciones que más me gusta... el carretero, todos comenzamos a cantar, Homero sonreía y fue el momento más lindo de la noche, me sentí como en casa; unos cuantos poemas cerraron la “velada cultural” y llegó el momento de marcharnos…yo no acostumbro a darle dinero a nadie porque siempre pensé que era en búsqueda de vicio y no quise pedir nada de tomar porque infortunadamente no tenía dinero ese día, traía lo del bus mas $200 que encontré tras realizar una búsqueda exhaustiva en mi billetera.
Aunque $200, fue lo único que pude darle, me siento complacido de haber conocido a un hombre como él, lleno de sabiduría y de mucho por enseñarme. Afortunadamente no han podido sacarlo de allí porque Homero tiene muchas personas que lo quieren…o queremos, diría yo; pero es triste ver que tras una fachada bonita de un proyecto futuro de la ciudad, que antes de conocer su historia, yo apoyaba…se esconda un lugar de cultura, de amor, de calor de hogar, pero sobretodo de una sonrisa gratificante como la de él.
Homero recibió sus monedas y billetes dando un caluroso “gracias”, que jamás había sentido tan sincero por nadie y nos hizo prometer que le íbamos a contar a todo el que conociéramos, de su café, afirmando que no lo hiciéramos por él, sino por permitirle a la ciudad conocer un espacio en donde el querer “comer libro”, leer poemas, escuchar y cantar canciones…no fueran signo de vergüenza ni de locura sino de cultura.
VINACURE
La mutación de la rumba vanguardista en Bogotá
Por: William Felipe Osorio
Un lugar lleno de magia mezclado con elementos de arte lúdico, circo, teatro y música, congregados en un espacio inmenso que despierta recuerdos de los que conocen la historia de chapinero desde hace décadas e invita a las nuevas generaciones a disfrutar de uno de los mejores lugares de rumba en la capital.
Ubicado en el antiguo Teatro Libertador, Vinacure es un lugar que te puede transportar a mundos fantásticos y donde las sorpresas están a la orden del día. Su nombre significa Luciérnaga, en quechua, por consiguiente hace referencia a un lugar que deslumbra.
Germán Arrubla es el gestor de tan majestuosa obra, un artista plástico de Medellín, quien decidió reproducir el lugar diseñado en su ciudad natal hace 3 años, creándolo principalmente para el arte, la cultura y la creatividad. Define el lugar como “algo retro, lúdico y mutante, un lugar para quedar fascinado y no dejar de volver”. El ideal es involucrar espectáculos teatrales, de tal modo, que mientras te tomas un trago puedas ver algunas de las mejores puestas en escena al fondo del teatro.
La primera imagen que uno ve cuando llega al lugar es un arlequín con los senos descubiertos, como preámbulo de lo que viene. Dentro del lugar se encuentran estatuas de malabaristas colgando de un increíble follaje que se desprende desde la mitad de las paredes hasta encontrarse en el centro del techo.
También hay figuras de la muerte, representada como algo santo y no como una tragedia, dragones, cuerpos de animales con cabeza de maniquí y lo más curioso es ver la imagen del Sagrado Corazón con su cabeza metida en una secadora de cabello antigua (Vinacure). Esta decoración hace navegar los sentidos por un mar de colores y fascinación que transmite al espectador la sensación de un surrealismo mágico, con el firme propósito de devolver la mística y el encanto del pasaje Libertador, como nuestros padres y abuelos lo recuerdan.
También hay figuras de la muerte, representada como algo santo y no como una tragedia, dragones, cuerpos de animales con cabeza de maniquí y lo más curioso es ver la imagen del Sagrado Corazón con su cabeza metida en una secadora de cabello antigua (Vinacure). Esta decoración hace navegar los sentidos por un mar de colores y fascinación que transmite al espectador la sensación de un surrealismo mágico, con el firme propósito de devolver la mística y el encanto del pasaje Libertador, como nuestros padres y abuelos lo recuerdan.
Recuerden que Vinacure es un espacio salido de la mente de un artista, así que no se sorprenda si no esta acostumbrado al cambio de escenarios, lo mas aconsejable es tomarse un trago disfrutar de la mejor danza exótica, los actos circenses y deje volar su imaginación a un mundo pasado, que se encuentra latente en medio de la cotidianidad de una ciudad como Bogotá.
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