Por: William Felipe Osorio
Un lugar lleno de magia mezclado con elementos de arte lúdico, circo, teatro y música, congregados en un espacio inmenso que despierta recuerdos de los que conocen la historia de chapinero desde hace décadas e invita a las nuevas generaciones a disfrutar de uno de los mejores lugares de rumba en la capital.
Ubicado en el antiguo Teatro Libertador, Vinacure es un lugar que te puede transportar a mundos fantásticos y donde las sorpresas están a la orden del día. Su nombre significa Luciérnaga, en quechua, por consiguiente hace referencia a un lugar que deslumbra.
Germán Arrubla es el gestor de tan majestuosa obra, un artista plástico de Medellín, quien decidió reproducir el lugar diseñado en su ciudad natal hace 3 años, creándolo principalmente para el arte, la cultura y la creatividad. Define el lugar como “algo retro, lúdico y mutante, un lugar para quedar fascinado y no dejar de volver”. El ideal es involucrar espectáculos teatrales, de tal modo, que mientras te tomas un trago puedas ver algunas de las mejores puestas en escena al fondo del teatro.
La primera imagen que uno ve cuando llega al lugar es un arlequín con los senos descubiertos, como preámbulo de lo que viene. Dentro del lugar se encuentran estatuas de malabaristas colgando de un increíble follaje que se desprende desde la mitad de las paredes hasta encontrarse en el centro del techo.
También hay figuras de la muerte, representada como algo santo y no como una tragedia, dragones, cuerpos de animales con cabeza de maniquí y lo más curioso es ver la imagen del Sagrado Corazón con su cabeza metida en una secadora de cabello antigua (Vinacure). Esta decoración hace navegar los sentidos por un mar de colores y fascinación que transmite al espectador la sensación de un surrealismo mágico, con el firme propósito de devolver la mística y el encanto del pasaje Libertador, como nuestros padres y abuelos lo recuerdan.
También hay figuras de la muerte, representada como algo santo y no como una tragedia, dragones, cuerpos de animales con cabeza de maniquí y lo más curioso es ver la imagen del Sagrado Corazón con su cabeza metida en una secadora de cabello antigua (Vinacure). Esta decoración hace navegar los sentidos por un mar de colores y fascinación que transmite al espectador la sensación de un surrealismo mágico, con el firme propósito de devolver la mística y el encanto del pasaje Libertador, como nuestros padres y abuelos lo recuerdan.
Recuerden que Vinacure es un espacio salido de la mente de un artista, así que no se sorprenda si no esta acostumbrado al cambio de escenarios, lo mas aconsejable es tomarse un trago disfrutar de la mejor danza exótica, los actos circenses y deje volar su imaginación a un mundo pasado, que se encuentra latente en medio de la cotidianidad de una ciudad como Bogotá.
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